No dejaba de
pensar en lo que había decidido. Sabía que tenía todo el derecho de
pedirme el tiempo necesario para pensar las cosas, pues estaba dudando de mí.
No fue una agradable decisión para mí pero tuve que aceptarla.
Sabía que
cometí un error si se le pudiera llamar así. Fueron dos meses en los que no
tuvimos comunicación alguna. No lo veía tampoco. Decidí que esto no tenía que
quedar así, pues realmente estaba enamorada y quería ganarme de
nuevo su confianza. Decidí reconquistarlo. Le pedí a una de mis
amigas, Jessica, que me ayudara a prepárale una sorpresa y ella aceptó. Esto
iba a resultar difícil, pero no me quería dar por vencida.
Jessica accedió
para prestarme su casa y poderle hacerle algo especial. Era el lugar
perfecto para que los dos pudiéramos conversar. Sus padres no se encontraban en
casa porque habían salido de viaje, así que iba a estar completamente sola su
casa. Acepté y decidí hacerle una pequeña comida.
Al día
siguiente llegué a
su casa. Decidió marcarle para invitarlo a una reunión que aria con
motivo de su cumpleaños, lo cual no era cierto. Estuvieron platicando acerca de
los detalles de esa supuesta reunión, en ese momento sentí un poco de
celos ya que ella podía hablar con él, cosa que yo no hacía en
estos últimos días. Me sentí un poco mal, pero con el solo hecho de saber que
era para poder verlo me sentí mejor. Él aceptó ir a la reunión
pidiéndole que no me invitara, aun sabiendo que yo era su mejor amiga. Ella le
respondió que sí. La cita fue 18 de noviembre a las ocho de la noche. Sentí una
gran emoción porque había aceptado ir, pero sin saber que la reunión la tendría
conmigo.
Era el
día en el cual tendría que enfrentarlo y aclarar todo. Me cité con Jesica para ir
de compras, buscando lo adecuado para esa noche: velas, vino, rosas,
chocolates. Llegamos y preparamos todo. Decidí hacerle unas enchiladas
potosinas, su comida preferida. Todo estaba listo. Eran las 19:45 hrs y
me sentía muy nerviosa ya que no sabía si realmente llegaría como había
acordado y sobre toda la reacción que tomaría al
verme ahí.
Tocaron la
puerta. Es él, pensé. Jessica abrió la puerta. Llegó con un ramo de
rosas y al darse cuenta que estaba ahí se sorprendió. Mi amiga
le pidió que entrara y con un poco enojo entró Le dijo que la cita
no era con ella si no conmigo.
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